La Cena de la Comunión Lectura: 1ª Corintios 11:23-32 El Señor Jesús, la noche que fue entregado, instituyó un recordatorio de Su sacrificio en la cruz por nosotros. Esta es la ordenanza de la Cena del Señor. Debemos puntualizar que la Santa Cena, aunque es algo sagrado, no es algo místico o sacramental. Es un símbolo del nuevo pacto, hecho con la sangre de Cristo. Los elementos utilizados para tal ceremonia, no sufren ningún cambio en esencia. El jugo de uva representa la sangre de Cristo, pero no deja de ser jugo. Así mismo el pan sin levadura representa el cuerpo de Cristo, pero sin dejar de ser pan. Aunado a esto, la Escritura enfatiza que, al participar de la Cena del Señor, estamos teniendo íntima comunión con Él, por lo que nos invita a preparar nuestros corazones para no participar indignamente. El apóstol Pablo también señala que ésta ordenanza anuncia que Cristo viene pronto por Su iglesia, por lo que al participar de la Cena de la Comunión nuestro corazón exclama con al...
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El bautismo bíblico Lectura: Hechos 2:40-47 Al hablar del bautismo en agua, debemos considerar ciertos aspectos fundamentales, para evitar errores doctrinales. Primero debemos enfatizar que el bautismo no salva. Sólo Cristo salva, y es por fe, nunca por obras. Sin embargo, cuando no tenemos la precaución debida, podemos creer que la Escritura indica el bautismo como necesario para la salvación. Lo que sucede es que, en los inicios de la iglesia cristiana, quienes creían en Jesús eran bautizados como testimonio público de su fe. Este aspecto es el que hoy en día se ha ido dejando de considerar. Actualmente es cada vez más frecuente encontrar creyentes sin bautizar, cuando en las Escrituras no hay lugar para tal situación. Es urgente regresar a las bases bíblicas, y retomar la disciplina de los primeros creyentes, donde, los que creían, eran bautizados. Esto también nos marca la pauta para refutar cualquier posible bautismo sin una profesión de fe, pues alguien que no ha recon...
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Testigos de Cristo Lectura: Hechos 1:1-11 Es tristemente uno de los privilegios menos apreciados y más evadidos por quienes nos llamamos cristianos. Muchas veces hacemos conciencia de que es un mandato, una comisión, una orden de nuestro Señor, pero tal vez ahí radica el por qué no lo hacemos con el entusiasmo adecuado. Estoy hablando del evangelismo personal, el privilegio de testificar lo que Cristo ha hecho en nuestras vidas. Es cierto que Cristo nos comisionó como sus testigos, pero no podemos permitir que se convierta en una carga. Debemos comprender que, sin merecerlo, Dios nos ha dado la salvación y la vida eterna, y nos ha escogido para ser portadores de Su evangelio, las buenas noticias de salvación por la fe. Necesitamos urgentemente recordar que es a través de nosotros que la luz de Jesús brillará para que otros le conozcan y sean salvos. Si le permitimos a Él vivir en nosotros y usarnos para Su gloria, el Señor usará nuestras vidas para alcanzar a otros con...
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La iglesia local Lectura: Hebreos 10:23-39 El Señor Jesucristo aseguró en su ministerio terrenal que Él edificaría Su iglesia. Así que, contrario a lo que muchos consideran, la iglesia no es un edificio, sino el cuerpo de Cristo, es decir, de manera universal, todos aquellos que hemos reconocido a Jesús como el Señor de nuestras vidas, formamos la iglesia de Dios. Sin embargo, no podemos hacer a un lado la enseñanza bíblica de que existe también la iglesia local, una congregación de creyentes, regenerados, y bautizados después de una profesión de fe, comprometidos con guardar las ordenanzas de Cristo y engrandecer Su reino. Como parte de una iglesia local, Dios nos permite desarrollar los dones que Él mismo ha impartido con el propósito de ayudarnos mutuamente a crecer espiritualmente, para que el Nombre de Jesús sea glorificado. Esto sucede por la gracia que Dios ha derramado sobre nosotros. Es impresionante la cantidad de situaciones en las que Dios desea que podamos ser de bend...